lunes, 26 de noviembre de 2012

Catalunya España 10 : ( UF)

    No voy a negar que he vivido el resultado de las elecciones con enorme alivio. Por lo demás la situación que queda es endiablada... ya veremos por donde sale Mas. Parece que el pacto con ERC es lo que tiene más papeletas... pero el entendimiento entre ellos parece bastante complicado.

   En lo que a mí respecta me interesa el tono emocional y los modos. Algún tertuliano he visto hablar del "inmenso ridículo de Mas", e imagino que en los foros más cavernarios se habrán puesto a gusto. En lo que se refiere a Carlos Herrera, en Onda Cero, creo que ha estado bastante comedido. Y si bien al principio de la campaña se manifestaba con abiertas antipatías hacia los separatistas, fue moderando su discurso a medida que nos fuimos acercando a las elecciones (¿un toque de sus asesores?) sorprendiéndome agradablemente cuando se manifestó muy en contra de las revelaciones de corrupción de El Mundo, a pocos días de la consulta. Ahora, en el lunes posterior, también ha estado bastante comedido, señalando que, aparte de un gran fracaso para Mas porque no había tanta agua en la piscina a la que se tiró, lo cierto es que no deja de haber agua, y no deja de doblar los resultados del partido que le sigue.

   Pero en ese foro el que me ha dado que pensar ha sido  Enric Juliana, director de La Vanguardia. Ha reconocido que sintió cierta simpatía por el tema de la consulta, y afirmó que de este resultado le va a costar muchos años reponerse al nacionalismo catalán. Lo ha lamentado porque, ha dicho, era una buena oportunidad para arreglar una serie de cosas en Catalunya y en España.

     ¿A qué se refiere? Bueno, creo interpretar correctamente que Juliana, sin ser separatista, o no mucho, sí es bastante reivindicativo del trato que reciben los catalanes por parte de (el resto de) España. Principalmente por el tema de la financiación, aunque no sólo. El problema de la financiación inadecuada   lo he oído incluso entre tertulianos conservadores (Creo que a Casimiro). Y dentro de la financiación, lo que le preocupa especialmente, porque se lo he escuchado ya otras veces, es el tema del Cupo Vasco. Hace unas semanas  lo expuso con toda la crudeza: "Los Españoles deben saber que en estos momentos todos les estamos pagando de nuestro bolsillo a los vascos un cupo de dinero, cuyo cálculo es uno de los secretos mejor guardados de la política española".

    Y tiene razón. Parece ser que ese cupo se puso (Por cierto, Franco) para compensar a los empresarios vascos por el tema del terrorismo. El terrorismo ya no existe pero ¿quien le quita el cascabel al gato?. Urukullu, claro, se calla como un muerto.


ADDENDA.

El articulo de Juliana esta mañana en La Vanguardia es, en efecto, Rotundo y melancólico,  digno de leerse. Se titula "Gana España", y dice al final:

Y ha ganado porque ese orden, con toda su aspereza y sus impresentables kompromat (*)  para atemorizar al adversario, es objetivamente muy fuerte y la sociedad catalana ha desistido de concentrar en una misma narrativa los deseos de un orden distinto. El catalanismo es hoy una mayoría sentimental con graves dificultades de operatividad política. (. . .)

La política, la política de Estado, no está hecha para los catalanes. Ya se puso de manifiesto en los años treinta, y por aquellas cosas que pasan en la vida -en la que todo tiene que volver a empezar-, lo habíamos olvidado.

Por lo demás, no sé si el propio Juliana no se deja llevar por la melancolía que atribuye a sus compadres. Yo tengo otra explicación de lo que ha pasado, de lo que suele pasar en Cataluña, aparentemente más sencilla, y en todo caso complementaria. Pasa que Cataluña también es (bastante) España, y los catalanes no quieren renunciar así como así a ese espacio existencial. Y sea a nivel político, como intelectual o artístico, una gran parte de sus mejores valores, tras triunfar "en casa", se catapultan inmediatamente al resto de España, con la total naturalidad del que se pasa por la casa de los abuelos.   

El artículo podeis leerlo en :

(*) En cuanto al significado de Kompromat (Información comprometedora) podéis encontrarlo en la Wiki en inglés, y en otro artículo de Juliana:
http://www.caffereggio.es/2012/11/20/kompromat-de-enric-juliana-en-la-vanguardia/


jueves, 22 de noviembre de 2012

LEYENDAS (4) El origen mítico: Mircea Eliade

     ¿Cómo surge una leyenda? Exactamente eso, de forma anecdótica y concreta, es lo que nos cuenta  Mircea Eliade ¿Quién si no?  en uno de sus suculentos ensayos (1). Un texto que trata  precisamente  sobre naturaleza de los mitos, cuya pervivencia sobre la realidad tiene que ver, según él y hasta donde yo entiendo, con la angustiosa percepción del paso del tiempo, y de la  futilidad de nuestras vidas cotidianas en el enorme río del devenir. Empieza Eliade:

A veces ocurre, raramente, que se tiene la ocasión de presenciar en vivo la transformación de un acontecimiento en mito.

    Y entonces cuenta la historia de un folklorista que había  recogido una leyenda en un pueblo lejano. La leyenda contaba la historia de un joven pastor que había sido despeñado por un hada celosa la noche anterior a su boda.  Tirando del hilo el estudioso  llega a saber que los hechos sucedieron en lugar y tiempo no lejanos; y finalmente llega a conocer a una protagonista de la historia, la novia del joven.  Se entrevista con ella, y esta le cuenta una historia algo más trivial: efectivamente poco antes de la boda su prometido murió despeñado en las montañas.  Cuando el estudioso confronta esta versión con los demás informantes, le dicen que la mujer está muy vieja, y que no recuerda bien lo que realmente ocurrió. Dice Elíade:


Casi todo el pueblo había vivido el hecho auténtico, histórico, pero ese hecho, en tanto que tal, no les satisfacía: la muerte trágica de un joven en la víspera de su boda era algo diferente a la simple muerte por accidente; poseía un oculto sentido que sólo podía revelarse una vez integrado en la categoría mítica.   (. . .)     El mito era el que contaba la verdad: la historia verdadera no era sino mentira. El mito no era, por otra parte, cierto más que en tanto que proporcionaba a la historia uno tono más profundo y más rico: revelaba un destino trágico.

      Esa certeza viene, según Eliade de  la necesidad de “eternidad”  que siente toda persona, agobiada por la futilidad  que subyace en  el fondo de toda condición humana. No es sólo el que el contenido de una leyenda sintonice con algo de nuestras propias vidas, y por ello  hacemos nuestra. No es simplemente que la leyenda cuente algo de nuestra historia. Posiblemente  el urbanita amedrentado nunca sufriera atraco alguno, ni activo ni pasivo; ni nuestro atormentado oficial llegara a fusilar a nadie. Y posiblemente ni siquiera los torpes alardes de la persona adicta al poder consigan llevar a acabo apenas un remedo tosco de lo que podría ser una leyenda, porque  la realidad, a diferencia de las leyendas, siempre huele a pies.

    El quid del asunto no es que la leyenda viva de nuestras vidas, sino que somos nosotros los que vivimos en la leyenda. No le damos vida nosotros a ella, sino ella a nosotros. Y en ella nos trascendemos  y tenemos la sensación de vivir en algo más grande, o más hermoso, o de una dimensión “más allá” de nuestra limitada comprensión racional. Es decir, a través de la leyenda tenemos la sensación de participar de la eternidad. Son concreciones emocionales y cognitivas que actúan como atractores  sistémicos para nuestras mentes; lo que entiendo como arquetipos. Volvamos a Mircea:



     Pero a estas alturas tenemos derecho a preguntarnos si la importancia de los arquetipos para la conciencia del  hombre arcaico y la incapacidad de la memoria popular para retener lo que no sean arquetipos nos revelan algo más que la resistencia de la espiritualidad tradicional frente a la historia; si no nos revela la caducidad, o en todo caso, el carácter secundario, de la individualidad humana en cuanto a tal, individualidad cuya espontaneidad creadora constituye, en último análisis, la autenticidad y la irreversibilidad de la historia.
                               (. . .)
No es fácil precisar qué podría significar semejante “supervivencia de la conciencia impersonal”, aun cuando ciertas experiencias espirituales puedan dejarlo entrever; ¿qué hay de “personal” y de “histórico” en la emoción que se experimenta escuchando música de Bach, en la atención necesaria para la resolución de un problema de matemática, en la lucidez concentrada que presupone el examen de una cuestión filosófica cualquiera? En la medida en que se deja sugestionar por la “historia”, el hombre moderno se siente menoscabado por la posibilidad  de esa supervivencia impersonal. Pero el interés por la reversibilidad y la “novedad” de la historia es un descubrimiento reciente en la vida de la humanidad. En cambio, como vamos a verla al instante, la humanidad arcaica se defendía como podía de todo lo que la historia comportaba de nuevo y de irreversible



(1) Mircea Eliade. “El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición”. Alianza, 1972.  p.49

martes, 20 de noviembre de 2012

LEYENDAS (3): Una historia inmortal, de Orson Welles.

Una historia (in)mortal”.

   Una historia se convierte en leyenda cuando transmite algo que atañe a un numero suficiente de gente, cuando mucha gente siente, al contarla , conscientemente o no, que está contando algo que le atañe. Veamos la visión de una de las personas con más talento que han pasado por nuestro planeta: el cineasta Orson Welles, cuyos restos por cierto descansan muy discretamente en nuestro país, . Una película  preciosa, creo que rodada para la televisión, y creo que una de las últimas del gran Orson: “Una historia inmortal”.

    Transcurre en el Macao de principios de S XX; ambiente colonial,  oscuro, opresor... el lejano oriente. Orson interpreta su papel favorito, trasunto de aquel Kane desdichado, ahogado en su propia fortuna y en su propio poder. Comerciante, riquísimo, poderosísimo, solitario, insoportable...   Su taciturno secretario le dice, en un raro momento de acercamiento, que en realidad no ha vivido, y como prueba le señala que  no es capaz de contar siquiera una historia . Tras unos compases de dolorosa perplejidad Orson le dice que sí sabe una historia: se trata de un marinero que, superviviente de un naufragio, vaga en un puerto lejano. Entonces se le acerca un criado de un señor local y le propone que vaya a su casa para concebir un hijo con la joven esposa de su amo, un hombre viejo y rico, que pronto va a morir sin descendencia. No recuerdo si hay algún final en la leyenda. El caso es que al oírla el secretario sonríe condescendiente: “¡Esas es una historia que cuentan todos los marineros del mundo!”. El chasco del viejo Orson es patente, y tras otro momento de sorda rabia reacciona, como no podía ser menos en él, diciendo: “¡Yo haré que esa historia sea verdad!” ... y lo hace. Y lo que hace y lo que sucede  es el cuerpo de esta sombría  película.

    Tras el desenlace fatal que es de preveer el mismo secretario  se tira el pegote de que ya sabía que la cosa iba a acabar así... y viene a decir algo así como que "semejante chute de poder", nada menos que haber hecho realidad una leyenda, iba a ser demasiado para el siniestro viejo. La historia inmortal se ha convertido, literalmente, en mortal. Podríamos decir en términos actuales, que el viejo es víctima de una sobredosis. Pero se me ocurre una matización en términos de Jung. Digamos que una  leyenda es la manifestación de un arquetipo que acaba de nacer. Los arquetipos son tales por el poder de atracción que tienen para la mente humana. Identificarse con ellos, cosa bastante corriente en las tramas de poder humanas, da mucho poder... pero el arquetipo acaba con tu vida... o la absorve. Al igual que las drogas, lanzan tu vida a otra dimensión de la realidad, y al hacerlo dejas de vivirla para que sea vivida por ese poder ajeno y trascendente.

    Arquetipos: ese es un concepto interesante. volveremos sobre ello.
    

lunes, 12 de noviembre de 2012

Catalunya España 9 (el vaso medio lleno)

   (El vaso medio lleno)

   Las declaraciones de Oriol Pujol  sobre la animadversión del Rey a la secesión, en contraste con el príncipe, tiene un punto ambivalente que no quiero dejar de señalar.  Y ello es el tácito reconocimiento institucional de la monarquía por parte de los nacionalistas. Muy tácito pero no tanto porque según  El Mundo de hoy, parece ser que en ciertos círculos nacionalistas se ha manejado la posibilidad de un modelo tipo Commonwealth, con la corona como nexo entre los distintos estados. Entiendo que a los medios más nacionalistas españoles el asunto les parezca disparatado, y lo despachen con los epítetos al uso. En lo que a mí se refiere, como monárquico y como optimista militante miro la mitad llena del proverbial vaso: puestos en  lo peor, cosa que no dejo de hacer dese que comenzó esta historia, es decir que la secesión finalmente se consume, no dejaría de ser curioso que los catalanes, o por lo menos algunos de entre ellos, quisieran mantener el vínculo con la corona.

     En todas estas entradas he insistido mucho en el factor psicológico de este conflicto, y en los riesgos (sistémicos, por cierto) de la escalada emocional y relacional que origina y por la que nos vemos arrastrados unos y otros. Tampoco he negado lo doloroso que para mi sería, como para muchos españoles, que tal separación finalmente sucediera. Y también he ido señalando lo inadecuado, por nuestra parte, de reaccionar por las malas a la pretensión de los catalanes, precisamente porque ese tipo de reacciones alimentan la escalada. En ese sentido lo doy la razón a ellos sobre el Rey. No tenía porqué calificar la secesión como "quimera": para mi lo impecable hubiera sido que manifestase su desacuerdo, e incluso la voluntad de la corona de hacer lo posible por impedirla... ¡pero ridiculizar al adversario...!  Metido a asesor real, para mi lo ideal hubiera sido la expresión tranquila y serena del dolor que el conflicto le provoca, y del dolor aún mayor, casi insoportable, que provocaría la secesión. Pero en todo caso, y dado del papel simbólico  que atribuyo al rey  (1) esta noticia no no hace sino reafirmar mis expresadas opiniones sobre la funcionalidad (emocional) de la monarquía, y sobre la ambivalencia identitaria de los catalanes.


  (1)  Ver en Enero de 2011: "Ser monárquico en los tiempos que corren" mi proclama monárquica, en la que es, con diferencia, la entrada más leída de este blog

jueves, 8 de noviembre de 2012

EL MODELO DE LA "RATA PRINGADA"


Retomo aquí explicitamente este modelo, al que aludí en otra entrada. Dado que aludo a ello de vez en cuando, creo que merece la pena desarrollarlo explícitamente.

Este modelo se basa en uno de los hallazgos más interesantes de la psicología  de los que tengo noticia; y  sorprendentemente poco comentado, dado su interés intríseco. Es lo que llamo “el modelo de la rata pringada”  Se basa en un experimento llevado a cabo por el francés Henry Laborit, que fue divulgado en la película de Alain Resnais “Mi tío de América”.  Basicamente consiste en la situación experimental de la “indefensión aprendida”, ideada por Seligman (de inmenso prestigio acadmémico), que consiste en poner al pobre bicho recibiendo  un castigo que no puede  evitar. Resulta que en esa situación el animalito desarrolla un conjunto de síntomas que se parecen mucho a lo que conocemos como depresión; con deterioro físico incluido. Laborit lo que hizo fue repetir la prueba pero no con una sino con dos ratas…¿sabéis lo que ocurre?...¡es increíble!.. pues que tras un desconcierto inicial, una de las ratas machaca a la otra. … Y esa rata evita el deterioro consiguiente.  Es uno de los modelos clásicos para la agresión. El que la explica en función de la ¨frustración”. Solo que, a mi entender, se le da poco “bombo” a su espectacular respaldo experimental.

   Ahí lo tenemos: para evitar que las desdichas de la vida nos machaquen psicológicamente, lo que hay que hacer es “machacar” a alguien… a quien sea y como sea.  Esa es la mina emocional de la que se nutren todas las demagogias. La necesidad que tenemos todos de que nos sancionen (moralmente) la existencia de unos “malos” que merezcan nuestra rabia y nuestro enfado.

   Y.. bueno, está bien, porque supongo que así se evita que mucha gente acabe hecha polvo. Pero claro, el precio social e histórico es tremendo, porque su potencial desestabilizador es devastador. Porque además sangre llama a la sangre, y cuando a mi me hacen una putada de 10, lo que me apetece es devolver una putada de 30, si puedo al que me la hizo, pero si no, a quien sea. Y además es la fuente de todas las demagogias y todas las manipulaciones... Solo hay que ofrecer a la gente alguien a quien odiar... ¿les suena?

    Ante lo cual, la peña, que globalmente no es tonta, históricamente se va organizando de manera de vehicular ese odio de la forma más inocua posible: los deportes de masas, o el odio al poderoso, ¡tan arraigado!, que ya que lo es, por lo menos que nos sirva para eso. Hasta ahí bien, pero lo malo es cuando el asunto se nos escapa de las manos, y se convierte en automultiplicativo.

 Una primera respuesta fue la del judaísmo, la ley del Talión, a la que miramos despectivamente como una norma vengativa "ojo por ojo". Un excelente teólogo cristiano me señaló el sentido de contención que tenía esa norma, en ese tiempo. No, si ten han hecho una putada de 10, que el castigo sea de 10. Y luego cristianismo fue  la respuesta  moral definitiva  a esa funesta tendencia de la humanidad: "pon la otra mejilla" (véase la página “el corazón del conflicto”, ahí al lado).

    Por lo demás que conste que soy optimista. Creo que la mayoría de la gente, incluso beligerante, lo sabe, y el sutil juego social consiste en manejarse en las situaciones en las que sí se puede “rajar” y en las que no.
Todo esto da mucho de sí. Todo se andará.

martes, 6 de noviembre de 2012

CATALUNYA ESPAÑA 8


"¡qué bien nos repartimos los papeles!”

    Sobre la ambivalencia de toda la movida señalada en mi anterior entrada, merece la pena destacar un comentario de la munificente Julia Otero con su comentarista televisivo el Sr. Monegal. Hablaban del programa de Jordi González (“Gran Debate”) en el que entrevistó a todos los candidatos  de las elecciones catalanas, incluido Artur Más. Describía Monegal el tremendo momento en el que el entrevistador confrontó a Mas con las declaraciones de su socio Duran Lleida diciendo entre otras cosas “yo nunca he sido indpendentista…no me imagino a España sin Catalunya, ni a Catalunya sin España…”. Decía que fue un golpe tremendo, y que Mas salvó la situación poniendo cara de póquer…

Entonces Julia  comenta muy risueña: “¡Mira! ¡pescando en todos los caladeros!” Y  le dice a Monegal : “Eres un poco ingenuo…¿Cómo sabes que ponía cara de póquer y no estaba pensando: “¡qué bien nos repartimos los papeles!””

Magnífica Julia. Otro ejemplo del estupendo sentido del humor de los catalanes que decía en la anterior entrada.

CATALUNYA ESPAÑA 7:


 “Contra  España  vivíamos  mejor”

     Casi no puedo creer que el asunto de la secesión se esté desinflando porque Cataluña se quedaría fuera de Europa. Ahí es donde uno se ve tentado a no tomarse demasiado en serio toda la historia. Y sin embargo me la tomo en serio.

      De nuevo me voy a la interpretación psicológica. Vamos a los hechos: sencillamente yo creo que los catalanes sí se sienten poco o mucho, pero algo españoles. Por supuesto que acepto la legitimidad de los que, porque ese algo sea muy pequeño, o por lo que sea, quieran desvincularse  del estado español. Pero también reclamo la legitimidad de argumentar lo contrario, que Cataluña forma parte cabal de España, y ya puestos señalar lo que, en mi opinión,  podría haber de demagógico y manipulativo en esta iniciativa.

     Ya he hablado de la historia económica. Quiero abundar ahora en otros factores psicológicos que podrían estar influyendo en esta movida. Por un lado la agresividad que genera la frustración de los tiempos que corren. Ahí nos vamos al “modelo de la rata pringada” que ya hemos mencionado en otra entrada.  En ese sentido España es una buena candidata para receptora de agresividad; somos un país que cunde en ese sentido. País brutal y desdichado, machista, devastador imperialista, torturadores de animales, y en el que, al parece, ganaron la guerra los que no tocaba. Cunde y es fácil meterse con España. (Esa es una catarsis que los españoles tenemos por resolver: volveré sobre el tema)

     Y además, y quizá sobre todo, de “el malestar” general con el hecho cultural que afecta a toda persona civilizada (1),  el alimento psicológio del creciente sentimiento antisistema.

     Una de las cosas que debemos a los catalanes es una estirpe de excelentes humoristas. Apelando al vuestro sentido del humor y del cachodeo, que conozco muy bien, y que me parece una de vuestras mejores cualidades, esgrimo un último argumento contra la secesión: el de que una vez consumada, os veáis parafraseando a uno de vuestros hijos más brillantes  con el lamento  de que “contra Espanya vivíem millor”(2).



(1) Sigmund Freud:  “El malestar en la cultura”. Para mí una de sus obras maestras.
(2) Manuel Vázquez Montalbán, que con su conocida frase sobre Franco dio uno de los mejores y más sutiles matices de la transición política española.

LOS BANCOS y EL CRACK DEL 29



    Una de las declaraciones más demagógicas  que a mi entender se están produciendo en estos tiempos de crisis, es el soniquete de que el gobierno se está dedicando a dar dinero a los bancos, mientras deja a los ciudadanos desamparados.

Un caso claro de problema sistémico: véase mi entrada anterior.  Los bancos son uno de los órganos más sistémicos del organismo social. En realidad estoy viendo como incluso comentaristas bastante progresistas  se abstienen de esa tentadora demagogia.

Tengo oído en algún sitio que una de las cosas que hizo tan devastador el Crack del 29 fue que en aquellos entonces sí se dejó caer a los bancos .  Estoy husmeando por la red para tratar de confirmarlo.

Si alguien sabe algo sobre el tema agradeceré que lo comparta.

PROBLEMAS SISTÉMICOS


Parece una palabra mágica, de esas que no quieren decir nada, pero sirve para dar “tono” nuestro discurso.  No es así: tiene un significado, y además muy importante. Dada la explicita adscripción sistémica de este blog, no puedo menos que intentar explicarla:

Y lo haré poniendo un ejemplo, sacado de la medicina. ¿Recuerdan la película “Despertares”?  Se trataba del terrible trastorno psiquiátrico de la Esquizofrenia Catatónica.  A un médico (Robin Willians)  se le ocurre  que lo que les pasa es que esos enfermos tienen muy bajos los niveles de L-Dopa (creo que era eso) y se le ocurre un tratamiento a base de inyectar dosis masivas de esa substancia. Efectivamente el enfermo con el que hace la prueba (Robert de Niro) mejora y sale de su catatonia en la que lleva sumido más de treinta años. El impacto es tan impresionante…  como poco duradero.  Al cabo de unos días el enfermo vuelve a sumirse en el estado catatónico… y además ahora no es receptivo al tratamiento.

Es algo que ocurre con muchos tratamientos, especialmente en psiquiatría. El problema no es que tal o cual órgano funcione mal, y por lo tanto falte tal o cual substancia (eso ocurre con muchos tratamientos, por ejemplo hormonales, como la diabetes). No. Es el sistema entero es que está mal montado, de forma que el resultado es el bajo nivel de tal o cual substancia.Un problema de la estructura global; ¡un problema sistémico!

¿Y que pasa con los problemas sistémicos?. Pues que frente a la intervención el organismo reacciona como un sistema, y tiende a compensarla. Si se inyecta tal substancia (cuyo nivel se ha visto que es demasiado bajo), de entrada el organismo reaccionará adecuadamente; pero luego el sistema fisiológico tiende a compensar esa entrada externa, eso es lo que hacen los sistemas, rebajando de nuevo, mediante otros mecanismos, el nivel de la misma. Resultado dramático (en la película): a los pocos días los síntomas vuelven.

Lo mismo ocurre con el cuerpo social, que a muchos efectos funciona como un organismo. ¿Queremos evitar los desahucios, por ejemplo? Podemos prohibirlos por ley, pero a continuación ocurrirá que los bancos dejarán de dar hipotecas…. La naturaleza sistémica de la sociedad , entre cuyos mecanismos está la famosa picaresca, hace que sea muy difícil tomar mediad efectivas, o que no provoquen efectos secundarios indeseados.

Muy complicado. No quisiera estar en el poder.    Lo que no quiere decir que no puedan cagarla, y que no se les pueda criticar. Pero a mí me parece que una gran parte de las críticas son demagógicas, basadas en visiones parciales de la realidad.  Insisto, me parece un muy mal momento para estar en el poder.  Aunque solo sea por eso, no puedo dejar de sentir simpatía por el gobierno actual. Tengan mi apoyo.