sábado, 15 de septiembre de 2012

catalunya españa 1


        Lo difícil es no ceder a la escalada emocional. A la escalada negativa, consistente en la acumulación de reproches, progresivamente más dolorosos. ¿No hay nadie, en ambos bandos, sí, bandos, que se dedique a señalar los aspectos amorosos de esta relación?

     Ante todo un poco de psicología, imprescindible. La identidad, por sorprendente que parezca, ni es algo unitario, ni es una cuestión de todo o nada. Se puede ser mucho, algo, poco o nada español o catalán. Eso viene de la teoría de la Identidad social, y de la Psicología profunda. Si elevamos el fenómeno a nivel social, pasando a un nivel estadístico, nos resulta una sencilla figura de intersección de conjuntos, con tres zonas: C noE (separatistas); E noC (españolistas) ; C y E (integracionistas).    Lo curioso es que ese esquema no solo es social, sino también individual. Las tres “identidades” estarán en todos los afectados, solo que en diferentes proporciones. Ese es el desgarro que todo este asunto produce. La manifestación externa será en cualquiera de los grupos; pero interiormente todas la identidades estarán, en mayor o menor grado, en todos  (o en casi todos). Lo que no quiere decir que uno pueda optar por uno u otro.

   Los separatistas no quieren ser españoles; o no se sienten españoles. Y por supuesto tienen todo su derecho... y sus motivos. ¡dejémonos de una vez de desligitimarnos mutuamente!. Vaya por delante que Yo soy integracionista; soy español, e ideológicamente mas bien conservador. Me gusta pensar en Cataluña como una parte de España, pero tambien que teneis derecho a la autodeterminación. Por supuesto que creo que teneis derecho a la autodeterminación; solo pido mi derecho a a lo contrario, a considerar a Catalunya como una parte de España. Digamos que estoy en la intersección (C y E).

   Lo que pasa es que no es tán fácil; históricamente la imbricación entre ambas identidades es muy antigua y muy compleja. Y por tanto también económicamente. Por ejemplo, creo que es demagógico ese planteamiento de que Catalunya da más de lo que recibe…  Claro, presupuestariamente seguro que es así. Pero desde una visión económica global ¿estáis seguros de que dais más de lo que recibís?  Pierre Villar relata como, a mediados del siglo pasado, los diputados catalanes, cuando se trataba de defender el mercado, apelaban a la “sagrada unidad de la patria” refiriéndose a Espanya. Lo que abunda en el tradicional reproche de los españolistas de que los catalanes solo están “por la peseta”.

  Un libro muy importante, el de Villar. Tenemos el honor, unos y otros, que una de las obras maestras de la ciencia histórica contemporánea trate sobre este follón que nos traemos<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]-->.

    Yo sé de la perfecta connivencia, e incluso amor,  que hay entre las dos identidades, especialmente en los sectores más intelectuales. Algunas imágenes: mi padre, un andaluz bastante resabiado y cultivado, no paraba de criticar a los catalanes. Después de fallecer le pregunté a mi madre que ´”¿porqué papá se vino a vivir a Barcelona?” Me contestó que él admiraba mucho a los catalanes: su civismo y su sentido de la responsabilidad y del trabajo. Se vino cuando sus hijos mayores alcanzaron la edad de ir a la Universidad. Recuerdo a mi amigo B (le preguntaré si me autoriza a citarlo), catalán sombrío de las fragosas comarcas gerundenses, y muy culto, leyéndome poemas de Machado sobre los campos de castilla.  Otro que tal, este de LLeida, cantándome zarzuelas  que conocía al dedillo porque su padre formaba parte de un grupo que se dedicaba a cantarlas. Y Peret;  y Serrat;  y Carmen Amaya…  ¡Y “Los Manolos” reinterpretando a los Beatles en el 92!

    …Me doy cuenta de que las imágenes tienden a favorecer el amor de ellos, a nosotros..lo cual también es circunstancial, porque el hecho es que yo he vivido 30 y pico años en Barcelona. Por eso he puesto en primer lugar lo de mi padre, porque es significativo de lo que pasa entre muchos españoles, creo que más cuanto más cultivados. Intentaré explicarme.

    Hay que partir de la maltrecha identidad española. El mejor resumen lo he encontrado en Cioran: España no ha ganado una guerra desde los tiempos de Felipe II. Un secular complejo de inferioridad frente a los europeos que fácilmente se disfraza de chulería. Pero es un hecho que tendemos a valorar los productos extranjeros como mejores que los españoles. En ese sentido para muchos españoles Cataluña era lo que nos redimía. Decir que un producto es catalán, es como un intermedio entre el habitual desastre nacional, y la Europa que querríamos ser; es decir se suele decir con la connotación de que es mejor.

   Pero esa maltrecha identidad ¡Ay! hace que con demasiada frecuencia, nos atrincheremos en el desdén y la autosuficiencia.

    Acabo por ahora. Ese es el quid, lo que nadie dice …explícitamente. El único argumento verdaderamente válido para oponernos a vuestra independencia:  el mucho amor que en realidad, os tenemos. Como muchos españoles pienso que en muchos aspectos Cataluña, perdón Catalunya, es lo mejor de España, y si os vais será como si se fuera el mejor de nuestros hermanos; aquél con el que tenemos bronca todos los días, pero el más brillante, el que nos hace las cuentas y la declaración de hacienda, el que sabe como funciona el vídeo, y el que da la cara con los de afuera… Un verdadero desgarro.

    Pero si tenemos que separarnos, pues nos joderemos ¿Qué le vamos a hacer?  

<!--[if !supportFootnotes]-->    (El asunto da para más imágenes, más reflexiones, y para desbrozar más distorsiones. Queden para otra entrada)

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<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> Pierre Villar. Cataluña en la España moderna. El  original es francés. La traducción  catalána es más antigua, en edicions 62.

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