viernes, 24 de octubre de 2014

Catalunya España 27: (Cataluña y Escocia, 1)



     Cuando el Gobierno Británico, encabezado por Cámeron,  accedió a que los  Escoceses  celebrasen  un referéndum sobre su continuidad política en el Reino Unido, se  hicieron muchas  comparaciones entre la actitud del Gobierno inglés,  y la del español frente a la misma pretensión de Cataluña. Unos  para poner a caldo a Cameron por su temeraria osadía, que puso en peligro la integridad del Reino Unido, y la de Europa, y otros para alabar su valor y sentido democrático, recompensados con una solución limpia del problema, al menos para los próximos 50 años. Entre estos últimos un estupendo ejemplo es el artículo de Enric Juliana "Una lección, una gran lección", dentro de su afinada  serie de artículos "Código 11-9-11" sobre el proceso soberanista de Catalunya en España


     En esta entrada  pretendo señalar que entre ambas secesiones hay tres importantes y significativas diferencias, que constituyen una explicación, o un "atenuante", de la actitud del gobierno central y de buena parte de (el resto de) los españoles. No voy a pretender una imparcialidad  total, en este caso imposible; me guste o no, estoy en uno de los “lados” del conflicto. Pero sí puedo ser consciente de mis “querencias” y, en la  medida de lo posible, como psicólogo sistémico,  intentar un análisis que evite las desoladoras escaladas emocionales que tanto abundan en todos lados.



     Vamos con la primera y más anecdótica de las tres diferencias, que es el precedente histórico de la Primera República. Consulten cualquier manual, o incluso Wikipedia. El lamentable espectáculo de ciudades y comarcas proclamándose independientes, e incluso entrando en hostilidades con sus vecinos, es como para poner los pelos de punta a cualquier gobernante, y a cualquier ciudadano sensato. Espectáculo que llegó al delirio carpetovetónico en el caso de Cartagena, que “se quedó" con la flota de guerra que había allí aparcada, y se dedicó a usarla para piratear las capitales costeras vecinas, bajo amenaza de bombardeo. Como para no creérselo. Y todo eso frente a la pasividad "democrática y liberal" del primer gobierno republicano.

     Es bastante normal que la identidad española, y sus clases dirigentes, hayan desarrollado una auténtica fobia frente a las aventuras secesionistas. Es curioso que en aquella ocasión los catalanes no plantearon ninguna secesión; hecho del que da una sagaz  explicación  el análisis de Pierre Villar, del que ya hablaremos más adelante (en la tercera diferencia).  Pero la amenaza de que en cuanto un territorio consiga una prebenda,  transferencia, o referéndum, inmediatamente los demás también van a pedirlo, es bastante patente para todo el que conozca la idiosincrasia española, o tal vez simplemente humana. El ejemplo más explícito está incluso legislado en una de las autonomías: la llamada "Claúsula Camps".



jueves, 23 de octubre de 2014

Catalunya España 26: Cataluña y Escocia -2

II

     La segunda diferencia es psicológica. Arrimando el ascua a nuestra sardina, la basaré en la relación entre la identidad individual y la colectiva. Fenómeno complicado donde los haya, es uno de los frentes más estudiados de las ciencias humanas, y abordado por todas ellas, cada una desde su punto de vista.   La cuestión es: ¿qué influye en el hecho de que un individuo sienta que forma parte de un grupo? Es decir: Si no yo ¿qué nosotros?

      Siendo por tanto uno de los temas más apasionantes del humanismo, siempre ha merecido desde  planteamientos místicos, como la famosa carta de Pablo de Tarso a los Corintios, planteamientos románticos, como  zeitgueist de los idealistas alemanes, hasta  psicológicos como el Inconsciente colectivo de Jung. Actualmente sigue en vigor en la Filosofía contemporánea y en la Psicología social, con el  Interaccionismo simbólico, entroncado con la Filosofía Pragmática norteamericana, y con el Conductismo social de Mead,   culminando en uno de los textos mas influyentes del humanismo contemporáneo: "La construcción social de la realidad" de Berger y Luckman (¡vaya título!), y en las modernas y sofisticadas formulaciones teóricas y experimentales de la Psicología Social, con su Teoría de la Identidad Social de Tafjel y Turner.

    El fenómeno, del que no se disponen todavía modelos intelectualectualmente sólidos, sí apunta propiedades poco discutidas. Una de ellas es que una de las ventajas que obtiene el individuo al fundirse en un grupo es la ganancia en autoestima que representa participar de la identidad de ese grupo. Por eso los grupos prestigiosos o  poderosos tienen más demanda de afiliaciones. Por ejemplo, cuando un equipo de fútbol atraviesa una racha exitosa, sube el número de sus seguidores. Aunque su demostración rigurosa pueda ser complicada, su comprensión es bastante intuitiva.

     Pues bien, en ese sentido no hay duda de que lo tenían mucho mejor los Ingleses opuestos a la secesión. ¿Qué vamos a decir de la identidad Británica? Si duda es una de las unidades culturales y políticas más poderosas de nuestro planeta, junto a Francia y Alemania. Científicos, escritores, artistas, músicos, militares, exploradores... El esplendor del Reino Unido en los dos últimos siglos es realmente apabullante, y frente a él la Identidad escocesa, aunque ciertamente es una de la identidades mejor perfiladas del mundo, es difícil que llegue a aventajarle en autoestima. 

     Por nuestra parte, la España actual, resultado  de la interminable y melancólica decadencia de un formidable imperio, es una identidad que, nos guste o no, no rebosa de prestigio a nivel mundial. Y además, resulta que dentro de ella es precisamente el subsistema catalán uno de los más prósperos, cultural y económicamente. Sé que muchos de mis compatriotas se sentirán dolidos por estas afirmaciones, y que unos cuantos tendrán ganas de freírme... Pero, les conozco bien, y creo que la mayor parte de ellos estarán de acuerdo conmigo. Y ello porque, a pesar de su gusto por los altaneros y ruidosos desplantes, que tanto se están dando en esta tesitura, (por ambas partes, todo sea dicho) están dotados del tranquilo sentido común del común de las gentes. Y porque, según dicen algunos hispanistas (Ciorán), precisamente a causa de esa larga decadencia están dotados de la sabiduría, impregnada de orgulloso fatalismo, de quien han subido a los más altos palacios, y descendido a las más humildes cabañas. ¿Tiene algo de raro que muchos catalanes sientan que, en términos de autoestima, se van a sentir mejor diferenciándose de nosotros? 

     Claro que, puestos así, tampoco tiene nada de raro que muchos de ellos, a su vez, se sientan íntimamente seducidos  por ese destino singular, melancólico y sombrío, de España. Y paradójicamente, algunos de los más famosos. He ahí, la curiosa paradoja que compartimos los catalanes y (el resto de) los españoles. Resulta que muchos de nuestros más talentosos intelectuales están “en el otro bando”.
    

Catalunya España 25: Cataluña y Escocia -3

Tercera diferencia entre  Escocia y Catalunya



     La tercera diferencia es la más objetiva porque se basa en la estructura económica de los territorios de marras: ni remotamente se parece lo que representa Cataluña en España, a lo que pueda representar Escocia en el Reino Unido... aunque tuviera petróleo.

     Es una larga historia, que sé por Pierre Villar, nada menos. Se podría resumir así: La revolución industrial llega a España, tarde debido a peculiares circunstancias históricas (América), precisamente a través de Cataluña. Su principal mercado es (el resto de) España. Y también su principal proveedor de materias primas. 

     Durante muchos años la única sociedad realmente industrial-capitalista era la catalana. En Madrid les daban cuerda, les hacían caso, con muchas o pocas ganas,  porque al fin y al cabo tampoco eran tontos, y sabían que aquello era bueno para todos. Villar cuenta que todos los días ( en todo caso con  mucha frecuencia) llegaba una diligencia de Barcelona con un baúl de documentos dirigido al Ministerio de Economía, o su equivalente de entonces. No es raro que muchos tuviesen la impresión de que la política económica de Espanya se dictaba desde Barcelona.

     Según el sagaz análisis histórico marxista, esa burguesía industrial, como clase, estaba llamada a hacerse con el poder. Es lo que históricamente tocaba. Y eso fue la 1ª República, cuyo resultado fue, como ya hemos visto, tirando a desastroso. Así pues, Cataluña representa nuestra revolución industrial fallida. 
     Está claro que, ni por asomo es el mismo caso que Escocia: Inglaterra ES la revolución industrial.
    Eso explica, por cierto, la peculiar querencia, ambivalente y no siempre explícita, de los intelectuales por lo catalán. Ambivalencia que se refleja en el conflicto interno de los socialistas. Y también explica los resquemores y desconfianzas de una sociedad “tradicional” frente al progreso (¡viva las caenas!), al que puede ver como una caterva de señoritos que vienen de la ciudad a decirnos como tenemos que vivir. Por tanto en esta percepción de Catalunya por parte de (el resto de) España, se mezcla para unos el sentimiento de que Catalunya es la España que "debería ser", los más avanzados, los más organizados …y que ahora "quieren irse"; y para otros la atávica resistencia al cambio, que en otras partes toma el muy explícito nombre de anti-intelectualismo.

    No está en nuestras manos,  como psicólogos, la solución a este complicado conflicto; ni siquiera  los de las simples familias que contratan nuestros servicios. Pero sí, en ambos casos, podemos y debemos descubrir y desentrañar aquellos factores relacionales que ayuden a entender lo que está ocurriendo, y a afrontarlo con mayores frialdad emocional y ecuanimidad cognitiva.  

martes, 21 de octubre de 2014

El bochorno de la madre Esperanza

     No sé como no se nos cae la cara de vergüenza frente a esta religiosa.  La dejamos allí cuando estaba enferma, pero nos la traemos para que done su suero para curar a otros.

En un alarde de perdón cristiano, ha declarado que no tiene rencor. (¡¡)

Menos mal. En cambio yo sí siento vergüenza.

¿Qué opinan los que decían que no había que hacer repatriaciones?

Por otra parte el matiz hubiera sido muy diferente si no se hubiera producido el milagro de que Teresa Romero haya superado la enfermedad. Parece ser que ya estaba preparada una sesión de "pásalo" para concentrarse frente al PP en Génova, si hubiera ocurrido lo peor.

 Y hablando de Génova, no os perdais el artículo de Juliana de ayer sobre lo que está pasando en Génova.
   

jueves, 16 de octubre de 2014

Catalunya España 24


     Con desolada consternación he asistido, semana tras semana, a la arrogante y despectiva reacción de gran parte de (el resto de) los españoles respecto el problema catalán. Seguidor del matinal  de onda cero, cadena de talante conservador, casi siempre bastante ecuánime, me desasosegaba en cambio todo los días la bochornosa grosería y el descarnado sarcasmo con la que aluden, casi diría que a pesar suyo, al problema de los secesionistas catalanes.

      Y todo los lunes con Juliana aguantando el tipo entre ellos. Ayer estalló. Con motivo de la ya famosa metedura de pata del ínclito MAR, ayer escribió en su sección 11-9-11:

'Operación Sarcasmo'

La primera respuesta del Gobierno es cantar victoria y minimizar la respuesta catalana, mientras el columnismo quevediano de Madrid se emplea a fondo para ridiculizar y escarnecer la iniciativa de Mas, calificada de inmediato de "payasada" y "charlotada". En el terreno del sarcasmo y del escarnio, los quevedianos, quevedistas o quevedescos son imbatibles. Les sale del alma. La Operación Sarcasmo está en marcha y ayer registró un capítulo especialmente lamentable. Miguel Ángel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno Aznar, soltó en un programa matinal de televisión que a Artur Mas le falta "un fusilamiento". Ayer se cumplían 74 años del fusilamiento de Lluis Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya, en el castillo de Montjüic. Rodríguez, un botarate con evidentes dificultades para el autocontrol, es un personaje característico de la tropa quevediana. Entre sus méritos figura haber iniciado, con una arrogancia sin límites, la fenomenal ruina de imagen del Gobierno Aznar. Es sorprendente que aún le rían las gracias. Afirmaciones como las de ayer forman parte de un delirante costumbrismo que la derecha española parece incapaz de cuestionarse. En los países de nuestro entorno no es habitual que salgan tipos por la televisión bromeando sobre el imaginario fusilamiento de gobernantes elegidos democráticamente. Como les decía, la Operación Sarcasmo
ha comenzado.

     Soy conservador. Como ya dije en otra entrada, las cagadas que me duelen son las de los míos. Lo digo por lo de Miguel Angel. Aparte de eso en una cosa se equivoca Juliana: la operación sarcasmo no es exclusiva de la derecha, me consta.

     Y teniendo en cuenta que, diga lo que diga la jurisprudencia, el verdadero problema es que el voto separatista no hace màs que aumentar  semana tras semana Yo pregunto a todos mis compatriotas: ¿Como se sentirán los catalanes, incluso los no separatistas, al verse ridiculizados un día tras otro por parte de (el resto de) los españoles?

martes, 7 de octubre de 2014

El Tsunami "Podemos", según Enric Juliana.

(Catalunya- España 24)

   Me siguen gustando mucho los análisis de Enric Juliana, en su serie “11-9-11”. La concatenación de circunstancias, incluyendo lo de las tarjetas opacas de Caja Madrid, y ¡ya lo que faltaba:  el virus Ébola! hacen que los próximos meses se presenten verdaderamente apasionantes. Tanto como para decir que lo de Cataluña ni siquiera es lo más grave, en favor del advenimiento de " Podemos", a quienes todo esto está beneficiando, según Juliana, de forma tan  clara como  inesperada 

   Vale la pena transcribir este memorable párrafo de su último artículo, en el que, refiriéndose al lío de  las tarjetas opacas y su gruesa lista de implicados, dice:


La lista parece salida de un manual de estrategia de Podemos: nombres excelentes de la burguesía de Estado, palco del Bernabeu, altos cargos, consejeros de prestigio, dirigentes medios del PSOE, cuadros sindicales, gente de Izquierda Unida con corbata... El inteligente triunvirato de Podemos –Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón– difícilmente podía soñar con un escenario mejor, cuando decidió dibujar una nueva bisectriz española: la casta y la gente. En los próximos meses les bastará con no cometer ningún error de bulto. Hay miles de personas con la papeleta entre los dientes esperando a que abran los colegios electorales. No aguardan milagros. Quieren castigar. Quieren pegar duro y no van a cambiar de opinión.

Esta es la gran novedad española, más allá de Catalunya. El Partido de la Ira está acelerando. ‘Kompromat’ a ‘kompromat’, ‘Castor’ a ‘Castor’ (el fallido depósito de gas que encarecerá el recibo durante años), denuncia tras denuncia, escándalo tras escándalo –la ciudad de Alicante, durante años callada, comienza a estallar–, se va dibujando un año 2015 del todo imprevisible. Catalunya parece clave, pero no todo es Catalunya.

La fronda de la ira también recorre la sociedad catalana, alimentando la ola soberanista. Incluso puede desbordarla. Los analistas electorales comienzan a preguntarse seriamente si CiU y ERC sumarían hoy 68 diputados. El porcentaje de indecisos es enorme. Las corrientes subterráneas, difíciles de detectar.

   ¡ Qué imagen !:

Hay miles de personas con la papeleta entre los dientes esperando a que abran los colegios electorales. No aguardan milagros. Quieren castigar. Quieren pegar duro

 
   Verdaderamente está “sembrado”,el tío.