miércoles, 23 de noviembre de 2016

Soraya y Junqueras

    La pequeña y exquisita élite que sigue este Blog ya conoce de mi debilidad por nuestra pequeña-gran vicepresidenta Doña Soraya Sáenz de Santamaría. Soy un declarado "Sorayo" emocional: refinado grupo de aficionados a la política a los que ha complacido que le hayan encargado a ella, fontanera número uno del reino, el espinoso "affaire Catalonia". Lo que ha sido todavía más sorprendente, y más complaciente, han sido las buenas maneras con las que al parecer se están produciendo los contactos, al menos estos primeros, con uno de los principales factótums, si no el principal, del pandemonium catalán: Don Oriol Junqueras. Me pirran las formas, y es lo que me pirra en este asunto. Mirad la escena que nos cuenta Jordi Juan en la Vanguardia del pasado lunes, 21 de Noviembre:

Oriol Junqueras estaba ya con el micro puesto en la solapa a punto de entrar en directo frente a Josep Cuní en 8TV cuando en su móvil apareció un nombre: “Soraya”. La vicepresidenta contestaba al líder de ERC que le había enviado un SMS de felicitación por su confirmación como vicepresidenta del Gobierno. A pesar de la situación, con el silencio del plató y la necesidad de entrar ya en prime time, Junqueras no dudó en contestar y hablar dos minutos con la vice. Anteriormente ya lo había hecho con los ministros Guindos y Montoro, a los que felicitó por su continuidad en el cargo. Junqueras no esperaba que la vicepresidenta le llamase y pensaba que devolvería su mensaje de felicitación con otro similar agradeciéndole el gesto. Pero no. Sáenz de Santamaría le quiso llamar. Quedaron en verse y se saludaron de forma muy cordial.

Lo de "Soraya" así, a secas, en el móvil de Junqueras, y el que este haga esperar dos minutos al gran Cuní para contestarle, es una de esas imágenes para el análisis y el recuerdo, rematado con ese "quedaron en verse", de inapreciable valor realcional.  Del resto del artículo vale la pena la comparación entre las cuitas y el estilo de Puigdemont, y los de Junqueras.

    Siempre es grato que las noticias de vez en cuando confirmen las suposiciones, o las intuiciones, siempre inciertas, y con frecuencia erróneas que nos hacemos sobre la actualidad. Por ejemplo en este caso, la de que en la política real hay bastante más maniobra, y más fina (en el doble sentido de la palabra), que las vocingleras proclamas de  titulares y tertulianos.

     Hecho de menos a Juliana

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