Puesto que la traducción es mía (con la ayuda de Google), la transcribo sin más:
Hijo, nunca confíes
en un hombre que no bebe porque probablemente es una
especie de fariseo, un hombre que siempre cree saber lo que
está bien y lo que está mal. Algunos de ellos
son buenos, pero por Dios que causan la mayoría del
sufrimiento del mundo. Son los jueces, los entrometidos.
E, hijo, nunca confíes en un hombre que bebe pero no
quiere emborracharse. Normalmente tienen miedo de algo que
tienen dentro, en el fondo, ya sea que son cobardes, o tontos,
o malos y violentos. No se puede confiar en u)n
hombre que tiene miedo de sí mismo. Pero hijo, a
veces, sí puedes confiar en un hombre que de vez en cuando tiene que arrodillarse
ante un retrete. Lo más probable es que está
aprendiendo algo sobre la humildad, sobre su natural necedad
humana, y sobre cómo sobrevivir a sí mismo. Es la
leche de difícil que un hombre se tome a sí mismo demasiado
en serio cuando está echando las tripas en
un inodoro sucio.
James
Crumley "Un caso equivocado" (1975)
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