martes, 22 de mayo de 2012

PITADA AL PRÍNCIPE


   Al final vamos a parar de nuevo a la cuestión de la identidad; de la individual y de las colectivas.  Las identidades colectivas, ese es uno de los grandes fenómenos que configuran  nuestra realidad humana. Tengo pendiente extenderme más sobre tan peliagudo tema, aunque podéis encontrar un adelanto en la página “JOB DE JUNG” de este mismo blog.

   Es un tema que nos parece trivial cuando va de las ajenas, incluso ridículo. Pero que nos resulta desconcertantemente doloroso cuando nos las tocan a nosotros. Y es, por tanto, muy fácil hacerse daño mutuamente. Los Catalanes y el resto de los Españoles.

    Uno de mis amigos catalanes me soltó hace poco, como si fuera una ocurrencia graciosa. “Yo es que creo que España no existe”. Debió darse cuenta que a mi no me hacía ninguna gracia, y añadió enseguida: “…ni Cataluña tampoco (jeje) ”.  

 
   Vaya por delante que yo sí creo que Cataluña existe, y que España también. Y que, por supuesto, tienen derecho a la autodeterminación. Y que tampoco tengo ningún inconveniente en que tengan una selección nacional. Ahora bien, por las mismas reclamo mi derecho a considerar a España como “una cosa” que incluye a Cataluña. ¿Qué hay una parte de los catalanes que no se consideran España? Pues vale; tendré que admitir que NO TODA Cataluña forma parte de España, o NO DEL TODO.  Pues vale... ¿y que?

   Ahí pecamos de suspicaces los españoles cuando cualquier manifestación diferenciadora nos la tomamos como una agresión a nuestra identidad.  Cosa que es perfectamente comprensible, pero que entre gente cabal no queda más remedio que aceptar.  Es como si nos sintiésemos ofendidos  porque cierto amigo no quiere afiliarse a nuestro club o nuestro partido; o lo hiciese, pero sin nuestro entusiasmo.  Y en cuanto a la selección, pues lo mismo ¡Como si los del rellano de mi escalera quieren hacerse una selección nacional! ¿Y qué? 


   Ya se que no es tan fácil, porque pueden surgir incompatibilidades, y suspìcacias de todo tipo.^Pero miren a los británicos: ahí los tienes con sus escoceses y galeses haciendo la guerra por su cuenta, y no pasa nada...

   Ahora bien, conociéndonos como nos conocen, que los Catalanes vengan a Madrid predicando una pitada al Príncipe y a la bandera, pues ¿que quieren que les diga? me parece una provocación. Claro, se monta la que se monta, Esperanza se tira al monte (reflejando el sentir de muchos españoles, no lo olviden), y luego salen los del Barça diciendo que "¿Porqué se ponen así? ¡si solo es un juego!."

   Yo os propongo a los catalanes que os imaginéis la situación a la inversa. Suponeros que se va a jugar un trofeo en Barcelona, y que sale “la Espe” sugiriendo a los madrileños que acudan que le hagan una pitada a la Senyera y a Más… ¿Os lo imagináis?. 

   Porque, como ha señalado Carlos Herrera esta misma mañana, la cuestión no es que haya cuatro exaltados que propongan lo que sea, sino que no haya habido nadie, en Barcelona, ni en "El Barcelona", que haya hecho un llamamiento a la sensatez.

    Volveremos sobre el tema    (... las identidades)

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