jueves, 30 de mayo de 2013

Centralismo / Federalismo

    El respetadísimo Pierre Vilar nos cuenta en su Historia de España que el  siglo XVIII vino acompañado de grandes cambios demográficos y económicos.  Es probable que tales cambios sociales requiriesen de gobiernos más complejos, e inevitablemente más centralizados, lo que seguro tiene que ver con el advenimiento de Monarquías mas centralizadas, como la de los Borbones en Francia y en España.    Viene el tema a cuento del prestigio entre ciertos intelectuales del federalismo, como una forma de gobierno más liberal o más respetuosa con las libertades individuales.

    Desde el enfoque sistémico que se asume en este blog, quiero recalcar que el asunto es endemoniadamente complejo. Los defensores de los gobiernos centrales fuertes argumentan su pertinencia para defender a los individuos más débiles, al pueblo llano, precisamente de los excesos de poder de todo tipo de señores, mafiosos y bandoleros que tienden a surgir en todo cuerpo social. Es decir, de las estructuras políticas de bajo nivel, o de las diversas formas de feudalismo, entendido en un sentido muy amplio.

    En ese sentido es muy interesante el debate que, más o menos por esa misma época,  se planteaba en el surgimiento de los Estados Unidos. Los grandes padres de la patria americana, en el congreso constituyente de Filadelfia de 1787,  pugnaron por un gobierno central fuerte, frente a una Federación descentralizada, precisamente por ese motivo. Uno de los delegados, Gouverneur Morris,  dijo una famosa frase a respecto: "Mejor es tener un Gobierno supremo ahora, que un dictador dentro de veinte años."
    Y también es interesante la homología biológica de que los grandes organismos han evolucionado en el sentido de centralizar e hipertrofiar los tejidos de control, es decir, los tejidos nerviosos. Por supuesto que es delicado asimilar el órgano de control  orgánico, el cerebro, con el organismo de control social, el gobierno. Puro organicismo, que tiene muy mala prensa. Pero, se interprete como se interprete, a la analogía estructural está ahí.

     Por otra parte, tampoco es evidente que el feudalismo sea siempre tan malo. Quizá hay en esa valoración una cierta manipulación de los poderes centralizados. Muy complicado, ya digo.

Victus (Catalunya España 13)


     En línea con la serie de entradas que dedico al conflicto entre Catalunya y (el resto de) España, es fácil ver que  abunda la desconsideración y la demagogia por ambas partes, así como también las consideraciones desmitificadoras, también por ambas partes. Escuchando a Fidalgo y Leguina en Onda Cero,por ejemplo,  sigue pareciéndome que nos pasamos de sarcásticos con la movida de los catalanes, lo que me desasosiega especialmente por ser líderes de opinión que tengo en aprecio; debe ser por la parte de catalán que habita en mi identidad.

    Sobre la de la novela Victus,  y su  historicidad así como su peculiar tratamiento de los personajes, he visto que hay mucho en Internet. Sobre la arenga final  de Villarroel, que originalmente consigné citando a Wikipedia,   la he encontrado abundantemente confirmada.  Por ejemplo en la siguiente página, pinturera y pintoresca, pero  bastante documentada : ( http://www.11setembre1714.org/index2.html ). Poco sospechosa de españolismo, puesto que es catalana,  aunque también se afana en la denuncia de del uso demagógico de los hechos por ambas partes. En lo que se refiere a Villarroel y su arenga cita la obra del cronista catalán Castellví,  contemporáneo de los hechos, y del que tomo este párrafo:

   Avisado el general comandante y reconocida la parte de Palacio, y toda la linia que ocupaban los sitiados hasta San Agustín, exhortó a todos con blanda y animosa resolución con estas palabras:"Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envídia que no somos dignos de ser catalanes y hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por toda la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer, y no será vez que con gloria inmortal fue poblada de nuevo esta ciudad defendiendo la fe de su religión y privilegios".
Francesc de Castellví i Obando (1682-1757)
"Narraciones Históricas desde el año 1700 al 1725" ; Vol IV, pag. 249

         Por otra parte que el cronista sea catalán y contemporáneo tampoco es garantía de ecuanimidad. A lo mejor era un "botifler".

   También es fácil encontrar a Sánchez Piñol en diversas entrevistas y artículos,  recibiendo grandes alabanzas  por parte de los especialistas historiadores. Lo que está claro es que se documentó a fondo, puesto que al parecer se pasó diez años escribiendo la novela. Es interesante y representativa su opinión de que el 11 de Septiembre no sólo fue el final de Catalunya (de una cierta Catalunya), sino también el de una cierta España, más liberal, federal y deseable. El asunto cobra actualidad. Creo que de todas formas Piñol no renuncia a un esquema de buenos y malos, estos últimos representados por los centralistas y despiadados  Borbones, que ya reinaban en Francia.

     Desde el enfoque sistémico que se asume en este blog, no puedo menos que pensar que las cosas no ocurren por casualidad, ni por el capricho de gobernantes  más o menos listos y/o despiadados. Como muy bien señalaron los marxistas, la historia de la humanidad es un asunto sumamente complejo. El respetadísimo Pierre Vilar nos cuenta en su Hisotria de España que el advenimiento del siglo XVIII vino acompañado de grandes cambios demográficos y económicos, que probablemente requiriesen de  gobiernos más complejos, e inevitablemente más centralizados. Dada la entidad que toma el asunto, abordo el tema en la siguiente entrada:  "Centralismo/Federalismo".



    

domingo, 26 de mayo de 2013

ZAPATERO (vs Fidalgo y Aznar)

    Una celebrada frase del Quijote  dice que no hay libro por malo que sea que no tenga algo de bueno; es una sabia afirmación que podemos extender también a las personas y, siguiendo la enseñanza de Merlín que hemos comentado hace poco, a todas las cosas del mundo mundial. Dado las exitosas entradas sobre los políticos mencionados en el título, y dado el vapuleo que desde tantos frentes recibe habitualmente el expresidente Zapatero, me viene de cara contar un par de cosas buenas de él.

    Una fácil: lo discretamente que está llevando su condición (de expresidente) (...socialista), tras su también discreta salida por el foro de la política. Algo en lo que incluso muchos de sus críticos están de acuerdo.

    Y otra más dolorosa para mí, dada mi condición de monárquico. Se trata del acto, de nefasto recuerdo, en el que el Rey  perdió los nervios frente a Chávez (muy comprensible, pero no fue su mejor día) solicitándole amablemente que terminase con su turno de palabra. Pues bien, el que en estuvo francamente bien en ese lance fue precisamente Zapatero. Todo empezó con algunos comentarios (mas bien adversos) del mandatario venezolano sobre el expresidente Aznar. Entonces Zapatero estuvo muy a la altura saliendo en su defensa, diciendo algo así como que, a pesar de sus diferencias ideológicas, no deja de ser un expresidente de su país... ect... Y como Chávez se empecinara, fue cuando el Rey...ect.

    Pues eso, que ahí estuvo Zapatero verdaderamente formidable.

viernes, 24 de mayo de 2013

La inmersión lingüistica. (Catalunya España 12)

   
    Quizá uno de los factores que tiende a agravar la escalada emocional entre españoles y catalanes es lo mal que se toman por estos pagos (Espanya) todo lo que se refiere a la promoción de la lengua catalana. Eso por la parte que nos toca. Fue el mejor jefe que he tenido en mi vida de currito, un ingeniero textil mayor, muy culto, proveniente de una ilustrada familia Sevillana, Don Jose María M., el que me hizo ver lo errado de esa postura. Hombre cultivado y cabal, aficionado a la lingüística como buen humanista,  me señaló un día que el que en España se hablasen otros idiomas además del castellano era una tremenda riqueza, que de ninguna manera había que perder.

    Pero el común de los españoles (y me temo que ahí podemos incluir a los catalanes) tenemos la autoestima colectiva demasiado deteriorada, e inevitablemente reaccionamos con dolor y rabia a cualquier cosa que atente a la unidad de nuestra identidad, la maltrecha identidad española. Y de ahí esa nefasta tendencia a agredir a cualquier otra identidad alternativa que la merme,  con sarcasmos, burlas o deslegitimaciones. Una actitud que, en el mejor de los casos, bien podemos calificar de cateta.

    Pero por otra parte tampoco los catalanes se quedan cortos en pagarnos con la misma moneda, y no faltan entre ellos las expresiones de menosprecio y negación de cuanto se refiera a "lo español".  En esta tesitura es donde quiero comentar la manida "inmersión lingüística" y la insólita agresividad y suspicacia con la que reaccionan frente al intento del ministro Wert de introducir el castellano en la enseñanza en Catalunya. En el furor de la escalada creo que pierden el sentido de la realidad hasta extremos verdaderamente ridículos, que es lo que pasa cuando uno se deja llevar por la rabia.  ¡Es impresionante lo que llegan a decir del ministro!

   Dicho lo del principio quede claro que estoy totalmente a favor de tomar las medidas que hagan falta para promover el uso del catalán. Y en ese sentido no dejo de entender la contundente medida de la inmersión lingüistica. Lo entiendo, pero creo que  llevarla hasta el extremo que lo llevan constituye un gigantesco error.

     Fijaros (a los catalanes): el hecho es que ahora se enseña en catalán y que las autoridades catalanas se oponen taxativamente a que se enseñe en castellano. A efectos prácticos es como si la enseñanza en castellano estuviese  prohibida... ¡Es como si los catalanes hubiesen introyectado los métodos franquistas!.

  Repito: Actualmente se enseña todo en catalán; y cuando desde Madrid, si, desde Madrid, se intenta que se pueda enseñar también en castellano ¡ay que ver las reacciones!.. y las manipulaciones. Recuerdo por ejemplo las declaraciones de un admirado futbolista del Barça, un hombre al que por su inteligencia y visión del juego los periodistas llaman "el arquitecto" declarando: "a mi me parece muy mal que se intente prohibir el catalán".  ¿Prohibir el catalán?... ¿Cuantos catalanes hay pensando lo mismo?

    …O formulando ese pensamiento para justificar sus sentimientos (oficio obliga).

    Estoy dispuesto a admitir que quizás no haya más remedio que recurrir a una "inmersión" de un tipo u otro. Pero esa furiosa radicalización que distorsiona los hechos  hasta ese punto creo que es un auténtico desastre, y desde luego no creo que contribuya a mejorar la imagen de los catalanes en el resto del mundo, cuestión a la que tan sensibles sois (como todo el mundo). ¿Qué creeis que pensará un inglés o francés que atienda a los hechos mencionados?..

    De momento habéis conseguido que algunos de los mayores talentos de Cataluña se hayan pasado al bando españolista (Serrat, Boadella...), aquellos que dado su enorme éxito en el pasado pueden permitirse el lujo de "pasar" de la opinión de sus paisanos. Lo digo porque estoy seguro, me consta, que hay muchos  catalanes  que no comparten  esta exaltación nacionalista. Pero ¿quien se atreve a llevar la contraria a semejante  tsunami cultural?  Por que lo chusco es que ahora hablar castellano, en Cataluña, es oponerse al poder constituido… ¡justo lo contrario de lo que pasaba en tiempos de Franco!. Y tal vez mis percepción esté distorsionada, pero me parece que en las calles de Barcelona se habla más castellano que nunca.

    Está bien traída la frase del Sanchez Piñol cuando comenta el valor que derrocharon todos los Barceloneses en el asedio de 1714: "Hace falta mucho valor para ser cobarde cuando toda tu ciudad te está mirando”.  Una vez levantada la bandera de la unidad agredida… ¿Cuántos habrá que la sigan simplemente porque “les están mirando”?.

jueves, 23 de mayo de 2013

Fidalgo, Aznar y Zapatero

   De nuevo Fidalgo manifiesta la buena forma recuperada, y yo reitero mi consideración como uno de los mejores comentaristas políticos del momento. Hoy  en el programa de Herrera se comentaba lo de Aznar de anteayer, y lo del aborto a cuenta de la entrevista a Gallardón en el mismo programa.

   Sobre Aznar me ha sorprendido su proclama de considerarlo, junto con González, uno de los buenos presidentes que ha tenido España en este periodo democrático. Y ha dado la razón: la de haber tomado al Partido Popular de entonces, a la sazón un partido desvertebrado e infectado de posturas mostrencas,  para convertirlo en un partido conservador con cara y ojos al mejor estilo europeo. Bueno, pues dado mi  enfado manifiesto en la anterior entrada, asumo esta consideración de mi respetado líder de opinión, y valoro aquellas "cagadas" de Aznar como  "dos malos momentos" en la carrera de un político honesto y eficaz (cosa que por otra parte asumía al principio de la entrada). Fidalgo lo ha equiparado a González, como otro de los grandes presidentes de este periodo, y lo contraponía a Zapatero, con el que de manifiesta muy enfadado.

     Hizo Fidalgo  la consideración general de que en España muchos políticos legislan más con la intención de dar caña a alguien,normalmente a los rivales, que con la intención de mejorar la situación del país. Dijo que eso pasó mucho durante la República, que le pasó mucho a Zapatero... y ahora le ha pasado a Aznar con su entrevista, y quizá con Gallardón sobre el aborto, aún reconociendo que la anterior ley es un tanto deficiente (deja vacíos) en lo que se refiere a la consideración legal del embrión humano.

    La ecuanimidad y visión política de este hombre me siguen sorprendiendo (agradablemente).

martes, 21 de mayo de 2013

¡Ayy.. Aznar!

   Le están dando tanta brea que hasta siento escrúpulo de sumarme  a "la cofradía del santo reproche". Y es una pena, porque creo que fue un hombre fundamentalmente honesto (si, lo creo), y un buen profesional de la política. Pero ¡Ayy! también, y le voy a dar donde le duele, un hombre  fundamentalmente mediocre. Se le subieron los humos y parece ser que al final de su mandato cometió unos cuantos errores de bulto. Aquí voy a comentar dos de ellos que me parecen enormes, con los que se hizo mucho daño a sí mismo, a su partido y a España, y que si fuera mínimamente consciente de ellos  no andaría dando la nota por ahí, como si fuera el rey del mambo.

   Uno fue su actuación el 11-M. Incluso suponiendo que se le tendiera una trampa para que creyese que fue un atentado de ETA, cosa no imposible, está en la precaria situación del que denuncia el haber sido objeto del timo del tocomocho o de la estampita. Como político marrullero y de poca altura se lanzó a aprovechar la circunstancia para asegurarse una mayoría absoluta que se le escapaba por momentos...    y le regaló el triunfo a Zapatero, dejando a los suyos noqueados y sin palabras. ¡Recuerdo al pobre Acebes (del que también creo que es un hombre honesto) proclamando que "el que diga que no ha sido la ETA es un miserable"!   ¡¡vaya papelón!!.   Para que luego salga "el masca" por la tele haciéndose el interesante agraviado con lo de los "lejanos valles y montañas".

   Y el otro es fácil, y casi más tremendo. Es la Foto de las  Azores. Y digo literalmente la foto. Sobre la decisión política no me atrevo a juzgarle. Que el rey Antíoco decida proclamarse aliado del Imperio Romano, y a tal efecto mande un batallón a sus guerras...  pues no sé, a lo mejor tiene sentido geoestratégico. La historia lo juzgará. Pero yo digo la foto... esa en la que están los cuatro mandatarios, y Assnar sale correteando para ponerse al lado de Bush, que le da unas palmaditas... ¡¡Santo Cielo... fue una de las imágenes más ridículas de los noticiarios en varios años!!  ¡Una auténtica afrenta a su dignidad y a la del  país que estaba representando! ... una imagen que me dieron ganas de que me tragase la tierra de vergüenza ajena,  y también propia, en la medida que en ese momento ese señor me estaba representando ante el mundo.

    Soy conservador, y eventualmente votante del PP, lo que no obsta, o tal vez precisamente por eso, para que me cueste perdonar esas dos cagadas, sobre todo la segunda, y para que humildemente me permita aconsejar al Sr Aznar que haga un buen examen de conciencia (si no quiere tener una mala muerte), y que, si no pedir disculpas, que sería lo suyo pero para lo que haría falta una categoría moral que de momento le pilla muy lejos, por lo menos que se retire a un discreto segundo plano. Su mujer, su partido, su país y yo se lo agradeceremos .

El hombre sabio (Merlín)



    Un viejo amigo solterón y navegante con el que intercambio mensajes mientras navega por los mares del mundo, ¡oh maravillas de la comunicación! me decía con melancolía que lo de navegar está muy bien, pero que luego no tiene a ninguna Penélope esperándole. Le contesté contándole una historia de Walt Disney:

     Sí, soy bastante forofo de Disney; creo que el propio Jung en un momento dado alude al género del cine animado (y supongo que del cine en general) como  verdaderas manifestaciones del inconsciente colectivo, con personificaciones actualizadas de sus arquetipos. Una de sus primeras películas, del año 63,  es "Sword in the Stone" , dedicada al mito del rey Arturo, que en españa  se tituló "Merlín el encantador"  y de la que el mago Merlín es ciertamente el verdadero protagonista. Una versión actualizada en clave de comedia infantil del Arquetipo del Sabio. 

   El nudo de la película es la enseñanza que trasmite a Arturo cuando lo adopta como aprendiz. Un formidable máster de vida consistente en ir convirtiendo al muchacho sucesivamente en tres animales : pájaro, pez, y luego ardilla. La reacciones del discípulo siguen el mismo esquema… primero de entusiasmo (¡puedo volar!  ¡puedo nadar bajo el agua!...) para a continuación descubrir las contrapartidas de afrontar la dura vida en la naturaleza. Y la moraleja es clara y vieja, aunque fácilmente la olvidemos: que todo tiene su cara y su cruz. Con entusiasmo asumimos la cara, que rápidamente damos por sentada, para a continuación lamentarnos de la contrapartida. La canciocilla inevitable de todo producto de la casa remata explíticamente  la moraleja: 

                                  Esto es en verdad
 lo que al mundo hace marchar.
Como hay derecho hay revés,
como hay allá hay un acá ,
 y como hay bien también hay mal,
 por cada contra existe un pro...

   Todo esto para concluir  que lo malo es cuando al llegar a Itaca te encuentras Penélope con el ceño más fruncido  que el culo de un camaleón y diciéndote: “¡¡La guerra de Troya hace diez años que se acabó; se puede saber dónde te has metido desde entonces?!

jueves, 16 de mayo de 2013

SALVE FIDALGO


Hoy Jose María Fidalgo ha estado formidable en su tertulia de Onda Cero. Me sumo a la pléyade de sus seguidores, incluido aquellos a los que nos gustaría verle asumir mayores responsabilidades políticas. Aunque probablemente parte de su sabiduría consista en saber hasta dónde puede llegar.

Como digo ha estado magnífico en dos de los debates periodísticos del día:
·         La clonación de células madre.
·         El empeoramiento de la crisis económica, que empieza a alcanzar, con el secreto regocijo de algunos de nosotros, para qué negarlo, al norte de Europa.

Sobre la clonación ha empezado asumiendo el discurso intelectual al uso sobre la bondad del progreso  científico, imparable pese a las reservas éticas o ideológicas de los sectores sociales más conservadores, PERO  que los propios científicos saben (y él puede decirlo con total legitimidad) que cada vez que corren una cortina es para encontrarse con tres cortinas más.   Lo cual viene al pelo con la otra intervención…

Sobre la Crisis económica citó a un economista austríaco de hará una decena de años al que le dieron el premio Nobel, y que en el discurso advirtió del peligro que supone el que a ciertos intelectuales se les haga demasiado caso, incluso cuando hablan de cosas de las que en realidad no tienen ni idea.  

Esto por cierto que es un viejo problema de la humanidad, abordado en textos tan venerables y dispares como son La apología de Sócrates, y la mismísima Biblia, en el mito del pecado original. Sobre el segundo ya he hablado en otra entrada, pero en cualquier caso volveré sobre ambos temas, lo juro. 

lunes, 13 de mayo de 2013

VICTUS, de Sánchez Piñol (Catalunya España 11)


   La novela ambientada en el asedio y conquista de Barcelona en 1714 ha tenido un gran éxito en Cataluña, y algo menos en (el resto de) España. Tengo que reconocer el desasosiego que me ha producido a ratos, a pesar del cual la he leído de un tirón. Mi amigo catalán Jordi me la recomendó encarecidamente, glosándola como un relato imparcial que reparte caña en igual proporción con unos y con otros. Lo que es, en mi opinión, bastante verdad, pero no siempre. Es  cierto que a nivel de personajes la ecuanimimidad es total. Los personajes simpáticos y antipáticos se reparten por igual entre ambos bandos, y están trazados estupendamente. Entre ellos destacan el  noble Vaubán, teórico del arte de la guerra, el bandolero-patriota Ballester, y sobre todo el formidable general Villarroel, que resulta que era castellano.

    En ese sentido la novela es impecable, y en el sentido narrativo también. Se lee estupendamente. Y el trasfondo histórico parece muy currado. Jordi sabe bien porqué me la recomendó: el personaje resulta ser un iniciado en el arte de Vauban, el gran ingeniero militar de las formidables fortificaciones del siglo XVIII, por las que siento gran debilidad. Y ciertamente describe con golosa minuciosidad no solo la implacable lógica de aquel tipo de fortificación y asedio, sino que desciende al detalle cotidiano de la rastrera y miserable vida de los zapadores en las trincheras, hundidos en el barro y machacados por la artillería... En ese sentido la novela es una morbosa golosina para el aficionado al relato militar, como es mi caso.

    ¿Entonces, porqué el desasosiego?. Porque si bien a nivel de personajes la ecuanimidad es total, no lo es tanto a nivel de valoraciones globales; en otras palabras, del discurso político. No es que se pase mucho, pero cuantas veces en el libro habla genéricamente de los españoles, o los castellanos, es siempre para pintarlos con una pésima imagen, y en todo caso explícitamente peor que la de los catalanes: Brutos, crueles, zarrapastrosos, tiránicos, intransigentes.... frente a una sociedad catalana encantadora, amiga de las libertades, liberal... etc. Un discurso bastante corriente en muchos catalanes, y por cierto introyectado por muchos españoles que dolorosamente ven a Cataluña como una de las mejores partes de España, que sin embargo no quiere serlo,  o no se siente tal, al menos en parte (Como le pasaba a mi  propio padre: Véase  "Cataluña Espanya 1")

   Por otra parte, no sé si por ambivalencia, o por compensación cármica, en algún momento el contraste entre unos y otros toma cierto cariz de la voluntad política, o de la fuerza identitaria, que en este caso llega a ser elogioso para los castellanos. Algo así como el contraste entre el Barça y el Madrid. El Barça es el que mejor juega al fútbol, pero el Madrid es el que al final gana por su indomable moral de victoria (la frase es de Luis Aragonés, creo). Unas virtudes de austeridad e hidalguía que, con no poco amor, personaliza en Villarroel. Lo que contrasta con la mala uva con la que se recrea una y otra vez con la (presunta) necia estupidez de los dirigentes barceloneses, a los que llama felpudos rojos, y a los que machaca sin tregua ni piedad, con una saña que probablemente también sea excesiva.

    La novela es muy amena, y la tensión narrativa va creciendo a medida que se acerca el fatal desenlace (el once de septiembre), en el que alcanza tintes épicos, sazonados de desmitificadores detalles de ese humor negro que tanto gusta a los catalanes y también a los españoles. Un final verdaderamente apoteósico que ciertamente tiene que haber sido muy del gusto de la intelectualidad catalana. Me emocionó incluso a mi, aunque estoy en el bando de "los malos".

    Vale decir que, a pesar de ese contraste, en el que me extiendo porque refleja muy bien una cierta actitud  que los castellanos encontramos, o nos lo parece, en los catalanes, y que despierta no poca antipatía. Pero tengo que reconocer que no es una novela de buenos y malos, y que posiblemente ese matiz sea inapreciable para un no-castellano, y que quizá está magnificado por nuestra propia atormentada autoestima.

     Una última curiosidad. A Villarroel lo pinta como un militar profesional (castellano) que entonces, como los futbolistas de ahora, podían fichar sin merma de su honor por uno u otro bando, como también es el caso del  atribulado protagonista. Cuando el  inevitable final es inminente, según la novela, Villarroel tiene ocasión de irse de la ciudad, cosa que está a punto de hacer, aunque al final se queda, identificado con el heroísmo de unos ciudadanos que luchan hasta el final, aunque ya no hay ninguna esperanza, lo que podría ser bastante histórico. Hay última carga, ya en las refriegas finales, cuando las tropas borbónicas ya han entrado  en el casco urbano, que Piñol cuenta con un emocionado y contenido sentido épico, pero no menciona una última arenga que Villarroel lanza  a los combatientes: "¡estáis luchando por nosotros y por toda la nación española!".