jueves, 26 de abril de 2012

¡ PERO MAJESTAD...!

   ... ¿Como os pasan estas cosas? ¡Ay señor, y con lo soliviantada que  está la  peña !

   Dada mi incuestionable condición monárquica (véase "ser monarquico en los tiempos que corren" en este mismo blog), y asumiendo el rol de crítico, mini-lider de opinión, con sus prerrogativas  de libertad de expresión y bla bla bla, os pido me perdoneis que me tome ciertas libertades.

    Puesto que  la verdadera función de un Rey (una "función real") es la de hacerse querer, como ya dejé claro en el  análisis que hago en esa entrada,  a fe que sois un buen rey, porque la peña,en general os quiere . Y dado las vicisitudes que hemos pasado juntos, ¡ah, aquella lejana madrugada de un 24-F en la que os ganasteis los galones que llevabais!, añado que se os quiere bastante, llegando a ser como un personaje entrañable, como ese familiar ecumbrado pero cordial que aparece de vez en cuando y al que todos queremos. Y en ese querer, va incluída un enome tolerancia a todas excentricidades que le acompañan, por decirlo suavemente, todo y contando que la mayor parte sean habladurías: que si mujeriego, que si bebedor, que si pérdida de nervios con macarras extrangeros...
    Es más, posiblemente con ese fuerte vector emocional antisistémico que tenemos los españoles (y que prometo analizar prontamente) todo eso hasta os añade cierto encanto: el de ser un rey un poco gamberrete.  Insisto, yo tengo la impresión que la gente os quiere.

     Por tanto,lo de pedir perdón, que en cualquier otra ceremonia de poder hubiera  sido excesivo,  en el plano emocional en el que planteo esa función real,  pues quizá fuese un medio acierto: dar la cara, hacer lo correcto... como el chico travieso pero noble, que ha hecho la trastada, pero luego lo reconoce...

  Por otro lado han salido voces en pro de la abdicación. Con la boca muy muy pequeña, majestad, permitidme decir que a mi me parece que Don Felipe es un tío muy preparado (¡ buen trabajo como padres!), y que el personal estaría encantado de verlo coronado... Y que  podríais retiraros  lleno de gloria y  buen rollo a hacer lo que os dé la gana sin tener a todo el mundo  mirandoos  con lupa constantemente. Con todo el cariño y todo  el respeto

MADRID - BARÇA


¡Mira tú por donde, ni uno ni otro!

¡Nos las prometíamos tan felices con una super-final super-española, con los dos super-equipos super-mejores del super-mundo…

... y ya veis, ni uno , ni otro.

 Ante todo declaro que soy un culé afincado en Madrid (para que se situe el personal).

Está claro que en el Barça, después de estos prodigiosos tres años ya hay síntomas de agotamiento… ¡¡Uno se cansa hasta de ganar!!  Así que, por mi parte, casi hubo un poco de alivio, o una meta-consolación, cuando perdimos con el Chelsea, porque me temía  que en la final, visto el partidazo que hicieron en el  Camp Nou, nos iban a pasar por encima… y eso si que hubiera picado. Pero visto lo visto… 

Parece que el poderío funciona en cantidades limitadas; dicen algunos comentaristas que ha sido una faena, para los dos, que el derby estuviera tan cerca, porque ambos llegaron muy desgastados.

El Barça, ya digo, ¡que desdibujado!...  además esto del cansancio y del poderío parece que tuviera “conexiones mágicas” con el entorno, social, universal… y que uno gana o pierde cuando tiene que ganar o perder.  ¡¡Incluso Messi fallando un penalti!!  (Leo Missing).  ¡Eso estaba escrito en el libro del profeta! o en términos más laicos,  los equilibrios socio-emocionales, y los campos geo-cósmicos,  ya estaban un poco sobrecargados de tanto Barça. …¡¡Menudos tres años!!

En cuanto al Madrid…Yo pensaba, visto el partidazo que nos hizo (¡vaya golazo el de Ronaldo!), que se iban a comer con patatas al Bayern… pero mira… lo que pasó fue lo contrario, que les pasó factura. 

Una lección de humidad para todos

lunes, 9 de abril de 2012

HEDDA GABLER, de Ibsen.

HEDDA GABLER

Han estado representando en el teatro de La Abadía, de Madrid, una versión en castellano del “Hedda Gabler” de Ibsen. Solo un comentario sobre el personaje. Me llama la atención que las críticas, incluído el comentario del propio director de la obra en el díptico que proporcionan, vayan en una línea de cierta simpatía con la moza en cuestión en términos tipo: “Una mujer atrapada en una red de circunstancias sociales, y que no quiere ser lo que se espera de ella”.

Para ir al grano: a mi me parece que lo que Ibsen retrata es una mujer más mala que la tiña. Pero mala mala. Por si hubiera alguna duda, la obra empieza con un “viaje” que le mete a la tia de su marido, un personaje ingenuo e inofensivo, por la cara, por el puro gusto de chincharla donde le duele. Cuando su marido se lo reprocha dice algo así como: “Es que a veces no me puedo contener”.

No voy a destripar la obra con la relación de “travesuras” del angelito, aunque tienta. Sí se puede intentar un comentario “profesional”, que también tienta. Vaya por delante que se trata de una personalidad muy estereotipada, y que rasgos tan acentuados y “puros” es difícil encontrarlos en la vida real. Pero para eso está el teatro, para plasmar “arquetipos”. ¿Y qué arquetipo representa la buena de Hedda? Pues yo creo que el de la persona manipuladora. La persona capaz de lo que sea con tal de salirse con la suya. Fíjense en la frase que pronuncia antes del desenlace: su motivación final no es la evidencia de de todo el mal que ha desatado, ni la falsedad de la vida a que se ve abocada. Lo que no puede soportar es haber quedado a merced de otra persona; ser "su esclava" (SIC, creo).

Psicológicamente enseguida pensamos en trastornos de personalidad, y el que viene primero a la mente es el de la famosa Sociopatía (antes Psicopatía), o Personalidad Antisocial: seres sin sentimientos que solo viven para su propio interés. Pero eso es demasiado fácil. La Sociopatía se engloba en un conjunto de trastornos alrededor de la también famosa (y cada vez más) Personalidad Límite. Son los trastornos de la Personalidad de tipo B: Narcisistas, Histriónicos, Antisociales y Límites. ¿Qué es lo que tienen en común?

Lo que tienen en común, que es precisamente la verdadera esencia de los “Límites”, es que son personas a las que les puede el momento. Gente que en un momento dado solo piensan en lo que en ese momento quieren hacer, y no piensan, no “sienten” las consecuencias futuras, que es lo que continuamente nos traba al resto del personal. Este tratorno ilustra como ninguna otra cosa las limitaciones de las filosofías del tipo “Fluir”. Nadie fluye como ellos; de hecho es lo único que hacen.

Claro, como todo su poder de procesamiento, su poderío psicológico, se concentra en el aquí y ahora, resultan con frecuencia poderosos y seductores. Los más característicos son los narcisistas, capaces de hacer y decir lo que sea con tal de quedar “por encima” de los demás. Personalidad esta muy frecuente en los cuadros directivos de todo tipo de empresas e instituciones: Es una personalidad socialmente muy útil, sobre todo porque están muy seguros de sí mismos, cosa indispiensable en un buen jefe, y porque se defienden muy bien de la depresión. Se puede entender este trastorno como una adicción al poder.

Los histriónicos, también capaces de lo que sea, con tal de estar “en el medio”. Y los sociópatas, cuya presencia en este grupo es la más precaria, porque implica un déficit de moralidad, pero que sería el que nos afecta con nuestro pesonaje, y tampoco me quiero enrrollar más.

Yo creo que esas críticas se van por lo políticamente correcto, encuadrando a Ibsen como un autor feminista; es famoso el portazo que la “Nora” de “Casa de muñecas” le da a su marido. Pero creo recordar que Nora es una mujer sensible y cabal, de cuyas tribulaciones no se entera un marido tosco y machista. Tengo la impresión de que a Ibsen le sobrevino un impulso compensador, y nos retrató a una mujer que es un verdadero bicho.

No voy a negar ahora que la nuestra es una cultura machista; y que provoca mucho sufrimiento y humillación a muchas mujeres. Y que eso sea una cosa a cambiar. ¡Por supùesto! Pero luego, bajando al detalle, eso no quiere decir que todas las mujeres sean unas santitas indefensas. Esta es una matización que he escuchado muchas veces en boca de mujeres, especialmente entre mis colegas: Hay mujeres de armas tomar, ¡vaya si la hay! Las propias mujeres lo saben mejor que nadie. Y una de ellas, pero que muy de armas tomar, es la que retrata Ibsen en esta obra.

Instintos: ¿existen?

INSTINTOS

Gregory Bateson, uno de los padres del enfoque sistémico, escribió unas especies de ensayos-relatos, en forma de diálogos con su hija, llamados Metálogos. Son sumamente curiosos (y relativamente fáciles de encontrar en internet). Por ejemplo, cuando habla de la entropía sin mencionarla en el titulado "¿Porqué se desordenan las cosas?". En otros se va más por las ramas, como por ejemplo "¿qué es un instinto?", en el que más de que los instintos en sí, habla del uso que hacen los científicos de los conceptos, que es mucho más arbitrario de lo que la gente se cree. Véase:


Hija: Papá, entonces ¿un principio explicativo es lo mismo que una hipótesis?
Padre: Casi, pero no del todo. Verás: una hipótesis trata de explicar algo particular, pero un principio explicativo - como la gravedad o el instinto - no explica nada. Es una especie de acuerdo convencional entre los científicos para no pasar más allá de cierto punto en su intento de explicar las cosas.


Creo que en este caso Bateson se va un poco por las ramas, cosa que le encanta. Habla más de epistemología (que también le encanta) es decir de la relación entre lo que decimos, lo que creemos que sabemos, y la realidad. El título adecuado debería ser "Proposiciones científicas", o "postulados".

En cuanto al Instinto, que es a donde quería llegar, en principio es cualquier conducta que no proviene del aprendizaje. Es decir, que es innata, o que está programada genéticamente. Se supone que casi toda la conducta de los animales es instintiva.

En otros tiempos se daba mucha importancia a lo que es instintivo o no. Parece como si el que una conducta sea instintiva le confiere cierto tipo de justificación o eximente moral... O una especie de "legitimidad ontológica" que la hace digna e incuestionable. Pero la cosa no es tan sencilla: ¿Son instintivos el robo, la mentira o la eyaculación precoz?.

Lo que está claro es que es un debate que los biólogos han abandonado. Apenas se le dedica espacio en los manuales de Biología, y menos aún en los de Etología. Porque además en muchas ocasiones, por no decir que en casi todas, es muy difícil trazar la línea entre lo que es aprendido y lo que es innato.

Por ejemplo, uno de los grandes debates es el que ser refiere a la conducta violenta, o a la agresión. Sobre ese tema se ha escrito uno de los libros más interesantes que he leído, y además muy ameno: "Sobre la Agresión" de Konrad Lorenz. Tiempo habrá de hablar de este formidable ensayo. Pero vale decir que no recuerdo que le dedique ni una página a la cuestión de si la agresión es instintiva o aprendida... Porque para quien se lea el libro, y tenga ojos y un mínimo de lucidez, está claro que no se puede aplicar una categoría tan simple a una conducta tan compleja.

Al final yo también me he ido por las ramas

Volveremos sobre el tema.

jueves, 5 de abril de 2012

SER RELIGIOSO …EN LOS TIEMPOS QUE CORREN


Dos circunstancias invitan a esta reflexión: La Semana Santa y la Crisis; tales son los tiempos que corren. Me auto parodio en la entrada que de momento ha tenido más éxito (con mucho) en este blog: La de “ser monárquico en los tiempos que corren”. Y lo hago porque espero llegar a plasmar una idea que me ha venido a propósito de la crisis, escuchando esta mañana las tertulias de la radio.

Asumo de entrada una postura laica (en la que moran una buena parte de mis yoes), así que descuiden los no creyentes, que no voy a salir con algo del tipo “La crisis se debe a que nos hemos alejado de Dios…”, ni nada por el estilo. Pero sí que al final llegaré a una interpretación “intelectual” de la religión, y que, al igual que hice con la monarquía, es racionalmente defendible, sí, he dicho bien, racionalmente, una postura religiosa ante la vida, incluso en los tiempos que corren. Más aún: especialmente en los tiempos que corren.

¿Especialmente? Pues sí: Son tiempos que crisis económicas. No es la primera ni será la última. Últimamente estoy leyendo cosas sobre los siglos I y II del imperio Romano, y parece que una de las cosas que ocurrieron fue una pavorosa crisis económica. Ante todo quiero evitar las posturas de tipo “buenos y malos” que tanto lastran a los líderes de opinión; yo creo que más los de la izquierda, pero ahí reconozco que, siendo conservador, no soy objetivo del todo. Me remito a mi entrada “Izquierdas y derechas”, donde razono un llamamiento a ambos bandos a una aceptación mutua. Las dos posturas son proyecciones sociales y psicológicas de fuerzas que existen, y deben existir, en todos los sistemas.

Así visto, la globalización y la influencia cada vez mayor de los fenómenos económicos, que lo mismo pueden consistir en periodos de prosperidad generalizada, como en contracciones generales de la actividad vital, es cada vez mayor e inevitable. Curiosamente, a medida que nuestra ciencia y tecnología van alcanzando éxitos cada vez más espectaculares, el mundo por su parte se convierte más y más en una sola cosa global, o si se quiere en un super-sistema cada vez más homogeneizado, cuyas marejadas fisiológicas (eso es la economía) cada vez son de mayor magnitud.

Paradójicamente, por tanto, cuanta más racionalidad (que es una de las banderas de la izquierda) ponemos en nuestra sociedad, mayores son los fenómenos globales que precisamente escapan a nuestra racionalidad. Es el “malestar en la cultura” de Freud. La pretensión de controlar racionalmente la realidad es una batalla maravillosa, una de las cosas que nos hace humanos. Pero en esa batalla los intelectuales cometemos (y ahí me incluyo) con frecuencia un pecado: la sobrevaloración de esa racionalidad. Ese es el Pecado Original de nuestro padre Adán (ver “Job de Jung”). Es curioso con qué facilidad asumimos un potencial poder ilimitado de la inteligencia. Y se toma literalmente la frase de Hegel “Lo Racional es Real, y viceversa”. Hay que decir que esa racionalidad de Hegel (que al parecer parafraseaba a Parménides) no se refiere a la razón humana, sino a la Razón universal, con mayúscula, de la que la humana no es sino un pálido reflejo.

Muchas cosas hay más allá de la capacidad de procesamiento del cerebro humano. Recuerdo un diálogo que me impresionó en la película “Contact” (de Zemeckis, sobre un relato del gran Carl Sagan, con la Foster de protagonista). Ante un viaje a lo más absoluto desconocido, a través de inconcebibles dimensiones de la realidad,  uno de los científicos le ofrece a la protagonista una cápsula de cianuro. Ella muy digna la rechaza diciendo que no se imagina una situación en que la pueda necesitar. Entonces el científico le dice (atentos): “Puedo imaginarme decenas de situaciones en la que esa pastilla puede serte útil; pero las verdaderamente importante son las que no puedo imaginar”.

Esa es la idea: Lo importante de la realidad es lo que no podemos imaginar.

Y resulta que es precisamente esa globalidad imparable la que nos sumerge cada vez más en coyunturas que escapan a la razón humana: “Es la Economia , estúpidos”. Echarnos la culpa unos a otros nos sirve para esquivar la depresión (véase el “modelo de la rata pringada” en “Izquierdas y derechas”), pero no a entender lo que pasa . Hay que asumir los condicionantes a-racionales de nuestra existencia. Es la hora de la imaginación, y de la creatividad; curiosamente por tanto, la de los artistas y los poetas.

Pero también es la hora de asumir la insuficiencia de nuestra pobre razón, de hacer ese acto de humildad para muchos indigerible. Para eso sirve la religión (véase de nuevo la página “Job de Jung”) Sería muy excéntrico (desde una posición laica) pretender que vamos a salir de esta crisis rezando (aunque ¡vete a saber!), es decir, SOLO rezando. Pero de lo que sí estoy seguro es de la virtualidad emocional (y existencial) de la postura religiosa, y de que, la religión, para el que la practica, aparte de ayudar a sobrellevar la angustia, también sirve para que la razón adopte una postura más adecuada, sí, he dicho más adecuada, frente a la realidad, y por lo tanto, atentos again, más eficaz.

Por tanto: sí, se puede ser religioso, incluso en los tiempos que corren. Y además opino que es una postura bastante “sabia”. Y, como la otra vez, la de la monarquía, no puedo menos que, acorde con estas ideas, acabar con una oración, inspirada en la más divina de las oraciones: “Dios mío, si es posible apártanos cuanto antes este cáliz. Pero hágase tu voluntad y no la nuestra”. Amen.

martes, 3 de abril de 2012

La vida como camino (2)

Acabé la entrada anterior con mencionando "Las multitudes que me habitan"; sí, es una alusión al viejo Whitman, al que no mencioné para no perturbar los espíritus de los dos grandes poetas (no me extrañaría que fuesen un poco celosos). El verso, uno de los más famosos de su monumental "Hojas de Hierba", dice más o menos:

¿Me contradigo? Pues me contradigo;
Soy inmenso, contengo multitudes.



Sin duda "la vida como camino" es un tema que va a dar mucho de sí. De Kavafis a Withman, pasando por Frankl (Viktor), Nietzsche y Schopenhauer.

Incluso al mísmisimo Castaneda, el enloquecido místico de mis tiempos de hippy, que con su viaje a Ixtlán le da uno de los matices más divertidos a viejo mito del regreso a casa.

Pero siempre el amor a la vida. Y como muestra, otros versos del curtido sabio americano, el entrañable y admirable Withman:

Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,
de los hombres que viven entre el ganado,
o de los que paladean el bosque o el océano,
de los constructores de barcos y de los timoneles,
de los hacheros y de los jinetes,
podría comer y dormir con ellos semana tras semana.


Un saludo, y hasta la próxima encrucijada,

Itaca: La vida como camino (1)

Quiero rendir tributo a uno de los más bellos y populares poemas que se han escrito. Uno de los más logrados cantos a la vida, entendida como un camino en el que lo que  importa no es la meta en sí, sino el trayecto que se ha de recorrer.

Como Psicólogo es uno de los consejos que me gusta transmitir, y como aprendiz de filósofo, uno de los que más me gusta considerar. Este Blog, por ejemplo ¿a donde me ha de llevar? ¿qué voy a conseguir?... Cualquierqa se da cuenta de que esa es una consideración mezquina y miope. Lo importante no es lo que voy a conseguir, sino el camino que acabo de emprender.

Antes de seguir no me resisto a hacer mi propia versión (basada en las que se encuentran en Internet, por ejemplo la excelente de Pedro Bárdenas de la Peña)

Al partir hacia Itaca
ruega para
 que sea largo tu camino,
lleno de aventuras y experiencias.
No temas a Lestrigones ni Cíclopes,
ni siquiera al iracundo Poseidón.
Nunca los encontrarás en tu camino
si 
siempre  actúas con nobleza 
y pensamientos elevados,
porque es tu propia alma
la que pone a esos seres ante tí.
No te apresures, ni busques atajos;
que alegre y sorprendido 

llegues a muchos puertos
que antes desconocías;
que veas muchos amaneceres
en playas a las que no volverás 
nunca.
Hazte con bellos tejidos
en los mercados de Fenicia.
Participa en filosóficas discusiones
en bulliciosas ágoras griegas;
aprende saberes ocultos
en ocultos templos babilonios,
o que sacerdotes egipcios te inicien
a la sombra de sus ciclópeas pirámides.
Que Itaca esté siempre en tu alma,
como la meta que impulsa tu camino.
Pero no tengas prisa:
puede que cuando llegues te decepcione
porque la encuentres cutre y miserable.
Mas no debes entristecerte ni enfadarte,
porque nunca te engañó.
En cambio te dio una vida maravillosa
al hacerte emprender ese viaje.
Y tal vez todavía te haga un último regalo:
cuando viejo y sabio, llegues a comprender
lo que, para todos nosotros,
Itaca significa .


Tras esta osadía, por la que pido perdón a la memoria del sublime Kavafis, me vienen a la mente muchas reflexiones, que dejo para otra vez, salvo esta:

Los Lestrigones y Cíclopes que temo, oh noble Kavafis, son precisamente los que habitan en mi alma. Los de afuera... con el tiempo uno aprende a mantenerse a prudente distancia. Pero ¡Ay, los de mi alma! Esos no puedo esquivarlos, porque van conmigo.

Tal vez con pensamientos elevados y nobles sentimientos uno llegue a manejarse en las cloacas de su propia mente ¿quien sabe?. Y quizás puedan ayudarnos el saber de los griegos, los ritos babilonios o las iniciaciones egipcias, en ello estamos.

Pero quieran los dioses, o el Dios supremo, que cuando llegue a Itaca sea sabio, viejo y cansado, y que haya conseguido al menos un poco de armonía con las multitudes que me habitan, la suficiente para dejar este mundo en paz.